En el encantador entorno del Valle de Champorcher, en Pontboset, Li Tzatagni recibe a sus visitantes en un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. Este establecimiento es el resultado de una cuidadosa rehabilitación de dos antiguas casas en el pueblo de La Chateigne, rodeadas de una naturaleza exuberante que narra historias de vida campesina. Aquí, donde antes se cultivaban castañas, patatas y centeno, los centenarios castaños rodean la casa, acompañando los días con el susurro de las hojas y el canto de los pájaros.
Los espacios han sido restaurados con respeto y atención a la memoria del lugar. La antigua cuadra se ha convertido en una cálida sala de desayunos, mientras que los viejos comederos se transforman en la estructura de las camas. Las maderas originales, trabajadas con esmero, y la piedra vista evocan la tradición, haciendo que cada rincón sea auténtico y acogedor. Las habitaciones, todas con entrada independiente, garantizan privacidad y libertad de movimiento, permitiendo también un check-in y check-out autónomo. Cada mañana, el desayuno se deja frente a la puerta, ofreciendo a los huéspedes un despertar pausado y privado.
La atención al medio ambiente es parte esencial de la hospitalidad: los jabones y los desayunos son de km0, la ropa de cama se lava en casa con detergentes ecológicos y toda la estructura cuenta con sistemas de bajo impacto energético. Este compromiso ha sido reconocido con la marca de calidad del Parque del Mont Avic, como testimonio de una filosofía sostenible que también involucra a los huéspedes durante su estancia.
Los jardines en terrazas reflejan las estaciones, desde la primera flor de campanilla hasta el diente de león primaveral, pasando por el verde pleno del verano y los cálidos colores otoñales, cuando las castañas maduras se abren entre las hojas. En invierno, la nieve silenciosa transforma el paisaje en un cuadro suave. Es aquí, entre tumbonas, sillones y mesitas, donde los huéspedes pueden entregarse al silencio de la naturaleza, leer, trabajar o simplemente escuchar la voz de los castaños, verdaderos guardianes de este rincón del mundo.