El Residence Eden recibe a sus huéspedes entre las terrazas y los viñedos de Furore, en el corazón de la Costa Amalfitana, donde el mar se encuentra con el aroma de la vegetación mediterránea. La villa, con sus espacios cuidados y tranquilos, invita al verdadero relax, alejado del ritmo acelerado de la costa. Desde la piscina de agua salada y el solárium panorámico, se puede disfrutar de una vista encantadora que abarca todo el Golfo, brindando momentos de pura contemplación.
Las habitaciones y apartamentos, como Arcobaleno, Quadrifoglio, Aurora y Tramonto, combinan comodidades modernas con un estilo mediterráneo sobrio. Cada espacio está diseñado para acoger a parejas, familias o viajeros solitarios que deseen sumergirse en una atmósfera de calma y belleza. El día comienza con el desayuno servido en la terraza, donde los aromas de los pasteles caseros se mezclan con la brisa marina.
Furore es un lugar suspendido entre el cielo y el mar, un “pueblo que no existe”, como le gustaba llamarlo a Alfonso Gatto. Sus casas, situadas sobre los acantilados, parecen esconderse entre viñas y olivos. El famoso Fiordo, con su pequeña playa y el puente colgante, es una maravilla natural que fascina a quienes la descubren por primera vez. Desde las colinas, parten senderos panorámicos que conducen hasta Agerola y al célebre Sentiero degli Dei, uno de los recorridos de senderismo más fascinantes del Mediterráneo.
Quienes deseen saborear el auténtico gusto del territorio pueden visitar las Cantinas Marisa Cuomo, donde se elaboran vinos extraordinarios cultivados en terrazas sobre el mar, o detenerse en los restaurantes del pueblo para degustar platos de pescado fresco y pasta hecha a mano, acompañados del aroma de los limones de la Costa.
A pocos kilómetros se encuentran Amalfi, con su majestuosa catedral, Positano y sus casas de colores pastel que descienden hacia el mar, y Ravello, con los jardines de Villa Rufolo y Villa Cimbrone, desde donde se domina uno de los paisajes más hermosos del mundo.
El Residence Eden no es solo un lugar donde alojarse, sino una invitación a vivir la esencia de la Costa Amalfitana: la luz, el silencio, el mar y la lentitud, en una armonía que rejuvenece el cuerpo y el espíritu.