Casa Aulivo da la bienvenida a los huéspedes en una residencia del siglo XVIII, con vistas al valle del Volturno y a los Monti Tifatini, en el corazón del casco histórico de Caiazzo. Al cruzar el umbral, se percibe el carácter auténtico de la casa, donde los azulejos, los marcos de época, las paredes de toba y las barandillas al estilo sorrentino cuentan la historia del pueblo. El antiguo naranjal y el molino con sus muelas, la bañera de piedra y la prensa de hierro fundido conservan intacta la atmósfera del pasado, realzada por una restauración cuidadosa que ha dejado aflorar los detalles originales e introducido toques retro inspirados en los recuerdos familiares.
Desde la terraza, la vista abarca el castillo longobardo con la Torre aragonesa, el campanario y la cúpula de San Pedro, mientras que al fondo fluyen el río Volturno y las siluetas de las montañas. La ubicación permite acceder fácilmente a la Reggia de Caserta, el Vesubio, el Matese y al aeropuerto de Nápoles.
La habitación con vistas, amplia y luminosa, puede alojar a parejas, familias o pequeños grupos gracias a la cama matrimonial, la cama individual y la posibilidad de añadir más plazas. El baño cuenta con ducha y lavabos dobles. La suite, más espaciosa, se compone de áreas separadas con piedra vista, vigas de madera, chimenea, bañera visible y un acogedor dormitorio con camas separadas. Está equipada con minibar, hervidor, infusiones, máquina de espresso y agua a disposición.
El molino representa el alma de la casa: un ambiente evocador, enriquecido por herramientas de antaño y una cocina original de mampostería con placas, horno y calefacción de platos. Aquí se siente el profundo vínculo entre la residencia y su tierra.
El desayuno sigue el ritmo de las estaciones y se sirve en la terraza panorámica o en el comedor con chimenea. Incluye opciones dulces y saladas, productos típicos de la región e ingredientes del huerto familiar. Se preparan opciones dedicadas para celíacos, veganos, vegetarianos y huéspedes con intolerancias.
Damiano, fotógrafo profesional, artista y amante del campo, recibe a los huéspedes con sencillez y cuidado, preparando el desayuno y el café en la moka para comenzar el día con un toque hogareño.
La zona es tranquila y conveniente para moverse a pie. La residencia se encuentra entre los callejones del casco antiguo, a pocos minutos de dos aparcamientos y de la estación de tren. El pueblo ofrece monumentos, vistas panorámicas y numerosos locales donde degustar platos típicos o propuestas gastronómicas de calidad, sin necesidad de usar el coche.