Los viajeros destacan la limpieza, la modernidad de las habitaciones y la amabilidad de la anfitriona, Tatiana, como principales puntos positivos. La estructura es nueva y tranquila, situada en el campo cerca de Ozzano y a unos 15-20 minutos del centro de Bolonia. Se valoran mucho las comodidades como el frigorífico y el microondas, así como la posibilidad de guardar bicicletas. El desayuno es considerado básico por algunos huéspedes, y se recomienda mejorar el acceso por el camino de tierra. En resumen, muy buena relación calidad-precio.