Este es un lugar encantador para quedarse mientras se camina por la Via Francigena. La propiedad es muy distintiva, con una decoración y muebles inusuales e interesantes. La anfitriona y su familia fueron extremadamente acogedores y serviciales y nos hicieron sentir como en casa. Tuvimos una maravillosa cena y desayuno. La ubicación está un poco apartada, pero caminar la distancia extra desde la ciudad definitivamente vale la pena.

Lugar muy agradable, anfitrión muy amigable y de mente abierta. Te sientes como en casa, libre y bienvenido.

¡Qué sorpresa! Estábamos de camino y solo necesitábamos una simple parada, pero este lugar es mucho más. Lleno de encanto, una casa llena de personalidad. Nos encantó. El desayuno en la cocina nos hizo sentir como en casa. Nuestro perro lo pasó genial con el perro del dueño. Gente encantadora. Volveremos.