Los viajeros destacan la calidez y atención de la anfitriona Raffaella, siempre dispuesta a ayudar y brindar recomendaciones útiles. Los alojamientos están limpios, cómodos y suelen contar con terraza o balcón privado. El desayuno es abundante, de calidad y se sirve en la terraza o en el balcón. La ubicación, tranquila y cerca de la estación de tren y del centro, es perfecta para explorar Cinque Terre. Se mencionan habitaciones pequeñas y cierta falta de insonorización, pero la experiencia general resulta altamente satisfactoria.