Los viajeros destacan la excelente ubicación de este alojamiento, con vistas impresionantes al Lago de Garda y los viñedos cercanos. Se valora mucho el encanto histórico del edificio, un castillo del siglo XV renovado con un diseño moderno y equipamiento completo. La limpieza, el ambiente tranquilo y la cálida hospitalidad de la anfitriona Francesca reciben comentarios muy positivos. Es ideal para familias con niños gracias a las atenciones especiales y a la piscina. Colà es un pueblo pequeño y apacible, por lo que se recomienda disponer de coche para explorar la zona.