Los viajeros destacan la hospitalidad amable y familiar de Andrea y Marina, la excelente comida casera, y la limpieza y encanto de las habitaciones. El alojamiento está ubicado en medio de la naturaleza, con vistas panorámicas y tranquilidad, lejos de las multitudes. El desayuno y, sobre todo, la cena son muy valorados por su calidad. Algunos mencionan que el acceso en carretera puede ser sinuoso, pero la paz y el ambiente auténtico lo compensan. Los animales presentes encantan especialmente a los niños. La relación calidad-precio es considerada muy buena.