Este bed and breakfast enclavado en la naturaleza es un lugar mágico. Mirar alrededor en el jardín se siente como estar en un mundo paralelo de naturaleza y belleza, y está en una excelente ubicación para explorar la zona circundante. El desayuno es espectacular: abundante, delicioso, siempre pasteles recién horneados y productos orgánicos locales. La casa en sí es especial, llena de cosas e historias que la dueña está dispuesta a compartir, haciendo la experiencia aún más maravillosa.

Excelente estructura, atención al detalle, la mejor bienvenida recibida en un alojamiento, ubicación sublime (la vista es realmente magnífica), nada se deja al azar. La propietaria, Francesca, es sinceramente amigable y acogedora, su amor por el trabajo que hace pero especialmente por la tierra en la que vive brilla, tratando de realzarla en cada detalle, logrando plenamente. Se siente como en casa. Muy recomendable. Me alojé aquí con mi novia en octubre.