Las reseñas destacan principalmente la hospitalidad y amabilidad del anfitrión, Franco, quien ofrece interesantes recomendaciones para explorar Lucca y asegura una estancia cómoda. La casa es limpia y acogedora, decorada con arte y situada en una zona tranquila, pero cercana a las murallas y al centro de la ciudad, accesibles a pie. Los huéspedes valoran el parking privado, la tranquilidad y el ambiente familiar. Las habitaciones suelen ser amplias y cómodas, algunos baños son muy espaciosos. El desayuno es sencillo, pero suficiente. El único punto a considerar son las escaleras, que pueden ser incómodas para personas con movilidad reducida. Muy recomendable por su relación calidad-precio y trato personalizado.