Los huéspedes destacan la cálida hospitalidad de la anfitriona Marzia, la limpieza impecable y el ambiente tranquilo del alojamiento, situado en un bonito y pequeño pueblo del interior. Las habitaciones son amplias y decoradas con esmero. El desayuno, abundante y variado, servido en el jardín, es uno de los puntos fuertes. Ideal para quienes buscan paz y estar en contacto con la naturaleza; la ubicación permite visitar tanto el interior como la costa sur de Cerdeña. Excelente relación calidad-precio.