Las reseñas destacan especialmente la cálida acogida y amabilidad de Franco y su familia, quienes se muestran siempre disponibles. Se aprecia mucho la limpieza de las habitaciones y de la estructura en general. El desayuno es abundante, con productos caseros típicos, y se sirve en una agradable terraza. La ubicación es otro punto fuerte: en pleno centro y cerca de la playa, perfecta tanto para disfrutar del mar como de la vida local. Los huéspedes resaltan el ambiente familiar y la atención al detalle en el mobiliario, en estilo sardo. Es una opción recomendada para quienes buscan comodidad y un ambiente auténtico.