Los viajeros destacan la cálida acogida y hospitalidad de Sonia, la anfitriona. El alojamiento es una casa tradicional de piedra cuidadosamente restaurada, ubicada en un tranquilo pueblo con vistas panorámicas impresionantes de la naturaleza. Se valoran mucho la limpieza, la tranquilidad y la sensación de desconexión del estrés diario. Los desayunos, abundantes y caseros, son frecuentemente elogiados, al igual que la relación calidad-precio. La ubicación es ideal para quienes desean explorar las Cuevas de Frasassi y los senderos cercanos. Es recomendable preguntar por los detalles del baño, ya que algunas habitaciones tienen baño compartido. En resumen, es una opción muy valorada para quienes buscan relajación, naturaleza y un trato auténtico.