Los viajeros destacan la excelente hospitalidad y amabilidad de los anfitriones, Sarah y su familia, quienes proporcionan información útil sobre la zona y hablan varios idiomas. El alojamiento está rodeado de naturaleza, es tranquilo, pero cerca de la estación de tren y del centro de Levanto (unos 10-15 minutos a pie). Las habitaciones son modernas, limpias y muy cómodas, algunas con acceso directo a jardín o terraza. El desayuno es abundante y casero, con productos frescos. También se valora mucho el pase gratuito para aparcar. El ambiente acogedor, la calidad del desayuno y la limpieza son puntos fuertes, aunque la leve distancia del centro implica caminar un poco.