Las opiniones destacan la gran hospitalidad de los anfitriones, Marina y Paolo, siempre atentos y dispuestos a dar recomendaciones sobre la zona. El alojamiento está en una zona tranquila con una vista panorámica, pero cerca del centro, al que se puede llegar caminando. Las habitaciones son limpias, cómodas y bien equipadas. El desayuno es abundante, aunque algunos huéspedes lo describen como sencillo. Se recomienda por su ambiente cálido, sus vistas y la sensación de sentirse como en casa.