Las opiniones resaltan el encanto singular de la estructura, establecida en una torre histórica restaurada en un entorno tranquilo. Las habitaciones son cómodas, limpias y bien decoradas, a menudo con baño privado. Los huéspedes valoran mucho la amabilidad y disponibilidad de los anfitriones. El desayuno, a menudo casero, es apreciado, aunque algunos lo consideran básico. La ubicación es estratégica para explorar el Lago de Garda y otras localidades de interés, aunque algo apartada de las rutas más turísticas. Se mencionan detalles mejorables como la calidad de los colchones o la disposición del televisor, pero la hospitalidad y el ambiente siguen siendo los puntos más destacados.