Aroma marino, silencio de la naturaleza. En el aire, el recuerdo del mito.

El pueblo es único, orgulloso como sus habitantes, sus tradiciones, sus costumbres, arraigadas en la roca y en el corazón.

Sirolo es un pueblo original, encerrado dentro de las murallas del castillo de los Condes Cortesi.

Rodeado por antiguas murallas, el arco gótico del 1050 da al visitante la primera bienvenida histórica.

El entramado de callejuelas lo guía hacia un ambiente medieval. Sirolo es un pequeño pueblo soleado en las laderas del Conero, ofrece a quienes llegan imágenes de gran autenticidad paisajística con singulares vistas al mar.

El color dorado de las casas, el verde de los bosques, un magnífico campo ondulado con casas coloniales suavizan el paisaje. La plaza, con su aspecto sencillo, actúa como un magnífico balcón que ofrece una vista inolvidable hacia el Conero y sus playas.

Las dos hermanas son el símbolo del mar de Sirolo, alimentan leyendas, el blanco de las gaviotas libera la fantasía del verano. Las rocas del Conero crean playas solitarias, un paraíso para los amantes de la naturaleza.