La familia Crociati estableció Villa Lucia en 1978 y desde entonces, la idea principal ha sido siempre proporcionar un servicio honesto, de alta calidad y respeto hacia nuestros huéspedes.

Un servicio que va más allá de simplemente proporcionar una cama y un menú, sino que trasciende estos aspectos y llega directamente al corazón de las personas. Creemos haber logrado esto siempre, de hecho, muchos de nuestros huéspedes hoy en día son amigos que renuevan regularmente sus vacaciones, incluso por unos días aquí en Villa Lucia.

Las renovaciones, incluso de gran envergadura, como el ascensor, mantienen nuestra estructura, aunque pequeña, siempre agradable y acogedora.

Villa Lucia cuenta con 15 habitaciones, todas con baño y ducha, televisión y ventiladores de techo. El número limitado de habitaciones, aparentemente una debilidad, es en realidad una característica que nos permite tener una relación privilegiada con nuestros huéspedes.

Un número reducido de habitaciones significa una clientela selecta y elegida con especial cuidado, una atención que no siempre pueden ofrecer otras estructuras mucho más grandes.

La nueva familia percibe este espíritu y respeto; a través de esto se establece una relación duradera.

Ubicado en la zona peatonal de Via Ovidio, el mar está a solo 50 m. (¡en serio!), la zona peatonal de tráfico limitado es agradable para paseos tanto por la tarde como por la noche para ir de compras.

Disponemos de un bar en la planta baja, un ascensor muy práctico y cómodo para madres y niños, que incluso puede acomodar un cochecito, y luego una estancia agradable y fresca con televisión.

Siempre invitamos a nuestros huéspedes a quedarse aquí, ya que es más fácil socializar y charlar. Este es uno de los valores más importantes que deseamos cultivar; año tras año, muchas familias se reúnen y pasan tiempo juntas de manera despreocupada y tranquila.

"Durante unos días, los problemas se quedan en casa y realmente descansas".

Sabemos que la alegría y la amistad son tan importantes para ti como lo son para nosotros. Cuando hay ocasión, por la noche se organizan agradables mesas con embutidos y pan recién horneado del horno local, a solo unos pasos de distancia, una oportunidad para celebrar, beber y bromear.

La alegría y la amistad son valores que también se cultivan a través de gestos simples y cotidianos.