Vieja casa adosada de principios del siglo XX que todavía conserva, a pesar de haber sido reestructurada internamente, muchas de sus características originales. Dos habitaciones dobles, con vistas al rosal de la muralla del S. XVI y al pequeño jardín del monasterio de la Basílica de Santa Giustina. Las habitaciones están dotadas, cada una, de un baño privado (con ducha) al que se accede directamente.